Viajar es una gran oportunidad, al conocer otras culturas y panoramas nuestra mente se expande, descubrimos cosas que no habíamos considerado sobre nosotros mismos al explorar el mundo a nuestro alrededor. Este efecto de viajar es cierto a cualquier edad, pero es aun más importante en ciertos momentos de crecimiento, en los cuales uno tiendes a perderte a causa del miedo, la presión social, y las expectativas de lo que deberías ser o hacer.
· A los 15 años viajar nos ayuda a descubrir nuevos horizontes, nos da una idea de todas las cosas imposibles que podemos tratar de hacer posibles si tomamos la decisión de hacerlo; nos demuestra que hay un mundo mas allá de nosotros, que si intentamos podemos sostener aunque sea por unos segundos en nuestras manos. Nos revela nuestra juventud e inexperiencia para que podamos llenarnos de sueños y esperanzas de un futuro mejor para este mundo en el que recién descubrimos que no estamos solos.
· A los 18, un viaje nos hace reflejar en lo mucho que hemos crecido y lo mucho que nos falta, permite que abramos nuevas puertas y dejemos entrar los momentos inesperados, los amigos extraños; caminos nunca vistos por los demás. Nos regala un espacio para reflexionar sobre lo que queremos ser -ingenieros, artistas, poetas, matemáticos, arquitectos, empresarios, o humanitarios, viajar nos ayuda a sembrar esa semilla mas fácilmente a través de la gente que conocemos y los lugares que exploramos.
· Cuando cruzamos la barrera de los 20 años, viajar nos ayuda a aceptar nuestro temor más grande: ser adulto. Ayuda no sólo a experimentar lo que puede parecer nuestro último momento de libertad y niñez, sino también a valorar la importancia de nuestro hogar y nuestras raíces. Refleja lo especial que es vivir sin reglas y horarios fijos, pero al mismo tiempo nos deja extrañar la calma de la estabilidad y la rutina.
Comments