Si las fake news, les parecían peligrosas, esperen a enterarse sobre el poder de los DeepFakes, nos hará dudar de nuestra propia realidad. Se trata de aplicaciones con inteligencia artificial y tecnología doppelbanger, capaz de alterar las imágenes y audio, en vídeos donde lo que vemos y escuchamos, no son precisamente lo que nuestros sentidos creen.
Los DeepFakes, son vídeos totalmente falsos. Pero debido a que lo que se ve no se juzga, es decir, lo fácil que es engañar a las personas por lo que ellos mismos están observando, este nuevo esquema de ‘fake news’, está en tendencia.
A diferencia de otros trucos como las ediciones, los deepfakes, se hacen en una sola pieza. Utilizando el software Adobe After Effects y la FakeApp,los programas son capaces de suplantar el físico y la voz de cualquier persona. Originalmente, comenzaron con un arma de bulling en videos porno, la modelo israelí Gal Gadot, fue víctima de uno de estos filmes para adultos, pues fue fácil adaptarlo para influir en el pensamiento y decisiones de la audiencia.
En 2018, el guionista ganador de un Oscar por la película “Déjame Salir”, Jordan Peele, hizo un deppfake utilizando la voz e imagen de Barack Obama, para crear consciencia del rol que tienen las noticias falsas, en un mundo digital que navega con una laguna cada vez más amplia de desinformación. Incluso, cuando se hizo público un vídeo íntimo de Zague, argumentó que había sido víctima de un deepfake.
Aunque esta tecnología necesita de algunas perfecciones para lograr la paridad exacta, esta herramienta podría ser un verdadero peligro en el futuro inmediato. Hasta el momento, algunas redes sociales como Facebook y Twitter, han puesto en marcha acciones para detectar y disminuir la propagación de las noticias falsas, pero los deepfakes y la distorsión de la realidad a través de la inteligencia artificial, ha tomado por sorpresa a las plataformas de vídeos.
Puede ser que las noticias falsas sigan evolucionando en DeepFakes o de formas más innovadoras, sin embargo, está en nuestras manos combatirlas, confirmando la información en fuentes confiables y evitar propagarlos, sin estar seguros de su autenticidad.
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