Una periodista se convirtió en activista y acaba de encontrar una forma innovadora de ayudar a las familias sin hogar, utilizando algo que muchos podrían considerar basura: viejos autobuses escolares.
Todo comenzó en 2016 cuando Julie Akins supo que algunas familias de su zona usaban estos buses como hogares.
Akins descubrió a un clan con siete hijos, escondidos dentro del vehículo, totalmente sucio y apenas habitable. “Todo era un desorden, no había inodoro, ducha o cocina”, dijo a People. Entonces se preguntó como podía ayudarlos.
Por motivos de seguridad, los autobuses escolares en Estados Unidos son retirados después de 12 años de uso, pero según detalló Akins en su sitio web, podrían llegar “20 años más buenos en ellos”.
Akins entendió que la solución no era sacarlos, sino que arreglar los refugios.«Quieren tener un lugar para vivir que sea propio, seguro. Y quieren ser móviles, para poder obtener mejores trabajos», dijo Julie.
Se propuso crear un espacio de vida cómodo, convirtiendo un autobús escolar usado en una casa funcional completa con cocina, baño y espacio para dormir. Le llevó casi 9 meses terminar el proyecto y se conectó con la familia necesitada.
David Flood, de 63 años, su esposa y sus tres hijos vivían tiempos difíciles: se quedaron sin hogar en 2018 y tuvieron que quedarse en un campamento. Vivir en el autobús remodelado ha marcado la diferencia para su familia, relató a People. “Nos quitó el estrés de nuestras vidas. Nos permite respirar por un momento”, agregó.
Alex Daniell, un diseñador de casas pequeñas para personas sin hogar, notó el trabajo de Akins y quedó tan impresionado que decidió unirse a ella. Ambos ahora construyen una casa por año y esperan expandir el proyecto a futuro, ojalá cinco por año.
Fuente:
UPSOCL
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