La Organización Mundial de la Salud ha optado por agregar el “desorden de videojuegos” a su lista de enfermedades reconocidas. Esta fue una decisión que los 194 miembros de su consejo aceptó de manera unánime durante la edición 72 de su Asamblea Mundial de la Salud, así que ahora el acto de darle a la consola de cierta forma compulsiva es un problema.
La OMS acordó adoptar la undécima revisión de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Relacionados, que también se conoce como CEI-11. Esta nueva revisión incluyó a este trastorno del juego como una enfermedad, que por supuesto, tiene ciertas medidas para ser reconocida.
Según esta clasificación, la definición y caracterización del trastorno del juego sigue algunos parámetros, que inicialmente se presentan como “un patrón de comportamiento de juego persistente o recurrente (juego digital o juego de vídeo)”, que puede ser en línea (es decir, a través de Internet) u offline, manifestado por distintos problemas en el comportamiento.
Las características de este desorden son:
-Completa falta de control al jugar, ya sea por intensidad, frecuencia, obsesión, duración e incluso cuando la actitud que tienen cuando dejan de hacerlo.
-Incremento de la prioridad que dan a los videojuegos (sobre todo si no viven de ello) al grado que, de cierta forma, opaca otras responsabilidades o actividades en su vida. Si de plano no salen a trabajar o dejaron la escuela para jugar, entonces existe un problema.
-Si dan continuidad a este comportamiento, aún cuando hacerlo tenga consecuencias negativas como problemas en su trabajo, con su familia, en su círculo social e incluso en el aspecto personal, existe una posibilidad de que tengan el desorden.
Dicho esto, queremos entender que el objetivo de la OMS no es criticar o incluso condenar la pasión y cariño que tienen las personas por los videojuegos, sino reconocer que existen algunos individuos que han llevado las cosas hacia un terreno más peligroso.
Fuente:
Sopitas
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